Esta es mi historia, erase una vez una calabaza… es decir yo la calabaza, vivía en una florería, junto a hermosas doncellas donde las lagrimas rebotaban de sus hojas y se perfumaban de polen.
Fue en primavera, cuando el dueño observó que las calabazas no se vendían, por lo tanto decidió hacer una oferta, puso las calabazas más hermosas debajo de un árbol de cerezo que estaba en frente de la tienda. Sin embargo, yo no estaba entre de ellas, ya que era feo.
Día a día, observaba como las calabazas de al frente eran acariciadas por el viento, por una manta rosada de olor cereza y brillaban con los rayos del sol. Mientras yo permanecía dentro de lo que para mi era una incubadora. Hasta ahora, nunca había sentido el sol en mi pobre cuerpo naranja, pero no dejaba de soñar con el día en que alguna persona me recogería y me cuidaría.
Las siguientes semanas, clientes entraban en la tienda con ojos luminosos preguntando a cuento era la oferta de los arboles de cerezo. El dueño sorprendido exclamó que la oferta eran las calabazas, y que los arboles de cerezo no tenían nada que ver con su tienda. Muchos rieron, otros se desilusionaron, había quienes amenazaban al dueño diciendo “¿Quién es lo suficientemente loco para comprar calabazas? ¡Nunca las venderás!”
Llegó el verano, y los clientes dejaron de pasar, ya que sabían que las ofertas eran las calabazas y no los arboles de cerezo. Sin embargo, llegó un hombre de pelo largo, sombrero ridículo y ropas extravagantes. Y decidió comprar algunas calabazas, casi la mitad de ellas. El dueño emocionado, le vendió las más bonitas, una vez compradas. El dueño por curiosidad le preguntó al hombre si necesitaba fertilizante para cuidarlas, a lo que el hombre rió. “¿Cuidarlas? ¿Quién dijo que las cuidarías? Las voy destrozar para hacer una obra de arte con su jugo.” Fue lo que le dijo al dueño.
El dueño se dio cuenta, que sacrificó a sus calabazas, que cometió un suicidio imperdonable. Desde entonces, decidió tomar precaución y vender las más feas primero. Por lo cual me miró y me dijo, “Tu serás vendida la próxima vez”. A pesar de que me contentó al escuchar que saldría de la tienda, me entristecía que quisiese deshacerse de mí.
El otoño arribó, y el cielo comenzó a tornarse rojo, las flores de cerezo dejaron de ser la atracción, ya que ahora solo podrías admirar un árbol solitario que perdió a sus bailarinas en medio de un baile.
Pero, fue el momento en que las calabazas resaltaron en el ambiente caluroso que iniciaba al otoño. Fue cuando muchos clientes preguntaron por las calabazas, el dueño como prometió intento venderme, pero los clientes exclamaban “¿A quien intentas engañar?” “Yo quiero una de esas que están afuera que son hermosas, no como esta es repulsiva”. Fue como a mitad de otoño que el dueño subió los precios de las calabazas, y dejó de intentar venderme. A veces decía que cuando llegase el invierno me tiraría a un perro.
Pero luego, la campanita de la tienda sonó, esta vez entro fue una vagabunda, joven, de pelo alborotado y ropas desaliñadas. Con su poco dinero, pidió una calabaza, el dueño le dijo que no, que ella no seria capaz de cuidar ni una mosca, y corrió a la joven de la tienda.
Al día siguiente la misma mujer, fue nuevamente a la tienda a comprar una hermosa calabaza para su pobre vida. El dueño dijo que no numerosas veces, hasta que un día le dijo “Ya que quieres tanto una calabaza, te daré esta de aquí” La mujer me miró, y dijo que me llevaría.
¿Acaso esta loca esta mujer? Me dije yo, ¿Cómo va a gastar todo su dinero en una calabaza tan fea como yo?
Me cargó en sus brazos, y me dijo, “tranquila, que hare de ti la calabaza más hermosa”. Esta mujer, no tenia hogar, de hecho me llevo sólo a una cuadra de la tienda. Donde desde que me compró, todos los días cuidaba de mí, me alimentaba con fertilizante, cuidaba mis ramas, me limpiaba, me cantaba y me mimaba.
Poco a poco, para finales de otoño e inicios de invierno, las demás calabazas comenzaron a podrirse, a envejecer y a dejar de ser la hermosa calabaza que adornaba el cielo. Sin embargo, yo crecí, me hice más hermosa y atraía las miradas de cualquiera.
Fue entonces cuando el negocio de mi dueña empezó, al principio era gratis, cuidaba las calabazas de los demás; pero debido a su buen trabajo las personas insistían en pagarla, tímidamente mi dueña aceptó.
Poco a poco tuvo muchos mas clientes, pero no importaba cuantas calabazas tuviera que cuidar siempre me daba un cuidado especial.
Me sentí feliz, ya que no sólo había despertado la belleza en mi, si no que el dinero que había gastado en esta solitaria calabaza había sido duplicado; lo suficiente como para poder vivir y alimentarse.
A mediados de invierno, un joven hermoso pasó por nuestro pequeño estante, que ahora detrás tenia una pequeña casita, donde la dueña dormía, y donde nos colocaba cuando las tormentas batían en este el frio invierno.
El joven admirado por su trabajo y dedicación, le pregunto si vendía calabazas a lo que ella respondió que no, que las cuidaba. El joven interesado pasaba todos los días a platicar con mi dueña, poco a poco se fueron enamorando.
Desde entonces mi vida era perfecta, tenía una dueña feliz y enamorada, con un lugar donde dormir, que me amaba y cuidaba; y que me había hecho una calabaza feliz interna y externamente. Incluso pude platicar, con las flores invernales que nacían en la acera de enfrente. Todo era como magia para mí.
Fue un día en que nevaba, se aproximaba una gran tormenta y ya estaba por terminar el invierno. La joven tenía una cita ese día con el joven que había conocido hace tiempo. Durante el día, estuvo tarareando una cancioncita de felicidad, que era como el polen para nosotros que absorbíamos su felicidad. Llego al punto, en que todas las calabazas tarareamos la misma canción, aunque ella no pudiera escucharnos.
Al ocultarse el triste sol, que no brillo mucho ese día. El joven había llegado a buscarla, sorprendida mi dueña no estaba preparada por lo que le pidió al joven que llevara todas las calabazas adentro de su casa. Mientras ella se vestía.
Al terminar, salió mi dueña luciendo un hermoso traje que no era lo que la alta sociedad lucía, pero era un traje que le quedaba hermoso, igual que su sonrisa que adornaba su cara. El joven admirado exclamo, lo preciosa que se veía. A lo que mi dueña respondió con un sonrojo de mejillas.
Partieron hacia su cita, se aseguraron de que las calabazas estuvieran adentro y de que la casa estaba bien cerrada. Pero……
No se habían dado cuenta que yo había quedado afuera, de seguro con toda la agitación y la emoción, me habían olvidado. Además el amor hace ciego a las personas, pero de seguro cuando regresen me cuidaran con generosidad.
En la tormenta resistí lo mas que pude, el cielo estaba oscuro, el viento se agitaba golpeando los arboles rústicamente y devorando toda criatura débil que se encontrara fuera del calor de su hogar. Mis ramas, se congelaron y se cayeron, sin embargo seguí resistiendo.
“No le puedo hacer esto a mi dueña”, me dije a mi mismo. Dentro de la tienda, las demás calabazas admiraban mi dureza y valor, apoyándome con gritos de ánimo.
Sin embargo, la tormenta empeoraba y mi dueña no llegaba. Me decía, “no puedo ser egoísta es un día especial para ella, quizás el joven decida declarársele. Por eso, tengo que resistir, para ver su hermosa sonrisa que calentara mi cuerpo congelado”.
Cada minuto me debilitaba más, mi corazón dejaba de latir, ya no me quedaban ramas, no conseguía moverme, el dolor se hizo presente con cada copo de nieve que caía sobre mí, hasta que no pude más….
La nieve me cubrió por completo, hizo de mí alrededor, un infierno cristalino. Me cegó de la belleza, y congeló todas mis esperanzas.
Lloré pero mis lagrimas no salían, “lo siento” es lo que te diría. A pesar de todo tu esfuerzo, cuidado y ánimo que has puesto en mi, no pude aguantar, no pude demostrarse lo fuerte que era el amor entre nosotros dos. No pude demostrarte mi gratitud. “Lo siento”… sólo espero que sepas lo agradecido que estoy por haberme comprado ese día de otoño, que vayas donde vayas no me olvides y que consigas tu felicidad con ese buen joven.
Ese día muchas plantas habían muerto, casas fueron derribadas con la tempestad de la tormenta y animales habían perdido sus crías. Además fue el día en que partí de este mundo como la calabaza en que nací.
-Vwei19
~~~~~~ [Verok-chan]~~~
PD: Sorry for my sp errors.
Mi pequeña peliroja hermosa historia donde refleja muchas en la vida cotidiana en la q vivimos y triste termina,al leer su final quisiera estar ahi para salvar a esa indefensa y hermosa calabaza.
ResponderEliminarDios te bendiga mi pequeña,te quiero y te amo.
Es lucina tu madre
wow vero! dmasiado buena la historia!! transmite bastante, excelente, me gusto bastante =). Sigue asi. Cuidateeee xD
ResponderEliminarwii :D gracias por tomarse el tiempo de leerla y de comentar se que es larga pero la vale la pena es triste y hermosa al mismo tiempo, siento que es una de las mejores notas, y en estos dos dias se me ocurrieron dos más ya estoy esperando que el BI no me haga ir a clases para continuar escribiendo :D
ResponderEliminarKe te puedo decir ... ya muchos alagos han sido reflejados en esos comentarios de arriba... esta historia es simplemente... Espectacular.. me encanto.. es decir.. no encuentro palabras.. esta genial.. espero ke esta se haga conocer realmente es muy linda historia.. y bueno pues si.. es una historia muy hermosaa y me parece ke a sido la mejor nota ke has publicado.. tan buena asi ke te agradesco haber creado cosas asi para ke la gente lo leyera esta muy buena.. Feilicitaciones.. Me sorprendes x)
ResponderEliminarO.O wenas, me gusto mucho tu historia es demasiado o.o profunda.... hmmm em gusto al leerla.... ia quiero leer la siguient q escirbas. Lore xD
ResponderEliminarL.Storm!
gracias!!! T_T encerio gracias, realmente mis notas no son nada sin personas que la lean, por eso quisiera que esta nota se de a conocer mas pero es que la gente igual no me para cuando les digo que lean mi blog :S algunos si otros no.. hubiece puesto esta en la revista xD Lore ahora comprendes como estaba el jueves diciendote "ellos no son los unicos que escriben!" pero bueh... :S what can i say?
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