jueves, 8 de octubre de 2009

Buenos días, Wang Zi

“A veces el destino nos conduce por diferentes caminos….
A veces el destino puede cambiar con simplemente mover una pieza…
A veces el destino es ilógico, reversible e incomprensible…
A veces resulta ser el todo de nuestras vidas”

Esta palabra o este “más allá” de lo que el humano pueda comprender, jugó hábilmente en la vida de una joven llamada Bei Bei.
Bei Bei, era una joven entusiasta, alegre y cordial; su pasatiempo favorito era saludar a las personas, decía que no podía juzgar a las personas sin ni siquiera escuchar sus voces, por ello todas las mañanas de camino a su trabajo, saludaba a los trabajadores que despertaban igual de temprano que ella todos los días. Le encantaba decir “Buenos días” con una sonrisa; además, con el tiempo encontró que estas dos simples palabras, esta expresión y este afecto podría transformar la mañana de muchos; algunos con el ceño fruncido al escucharla cambiaban completamente por una sonrisa y respondían junto a ella.

Una mañana no muy diferente a las otras, Bei Bei caminaba hacia su trabajo y como de costumbre saludaba cordialmente a los trabadores de distintas tiendas; desde sastrerías a fruterías, restaurantes y cafeterías, lavanderías y panaderías, pescaderías y jugueterías, entre otras más. No obstante, hoy encontró una panadería que pasó por alto durante toda su vida, sorprendida por su falta de cortesía, se acercó a ella y encontró detrás del mostrador a un joven muchacho. Bei Bei no creía lo que veía, a menudo había encontrado jóvenes que la atraían pero este era diferente, su cara era delicada, sus manos parecían suaves y limpias, poseía gestos amables y tiernos, su cabello era liso de color negro azabache; en conclusión parecía el hombre de sus sueños o un príncipe azul.
Bei Bei sorprendida por el destino de haber ignorado esta tienda tan seguidamente, se acercó y dijo buenos días, observando al muchacho que se encontraba detrás del mostrador. El muchacho al parecer no escuchó las palabras de Bei Bei, ya que registraba la caja registradora. Bei Bei esperó un tiempo, al no escuchar respuesta alguna se dijo a si misma “seguro que esta concentrado en su trabajo”, lo intentare otro día; y asi Bei Bei continuó caminando hacia su trabajo.


Al día siguiente Bei Bei nuevamente saludó a todos, al llegar a la panadería donde trabajaba su príncipe azul, Bei Bei cordialmente sonrió y dijo “Buenos Días”; en la panadería habían clientes quienes sorprendidos respondieron, sin embargo el muchacho no respondió. Bei Bei se quedó sorprendida de que nuevamente no respondiera, pero pensó “de seguro estaba ocupado atendiendo a los clientes. Bueno, mañana es otro día”. Asi, Bei Bei siguió caminando a su trabajo esperando por el día siguiente.

El tercer día desde que descubrió esa panadería; al igual que los demás días saludó a todos en el transcurso de su camino al trabajo, al llegar a la panadería se percató que el joven muchacho miraba hacia la calle y que no estaba entretenido en ningún tipo de labores. Bei Bei se paró en frente de la panadería y dijo una vez más “Buenos días”; el joven la escuchó y se permaneció observándola, sin embargo no respondió. Al cabo de un rato el joven entró a la cocina de la panadería.
Los “buenos días” de Bei Bei fueron completamente ignorados. Bei Bei se quedó anonadada, no podía creerlo. El joven la había escuchado y la observó pero ignoró completamente sus palabras. Bei Bei plantada frente a la panadería, se estuvo observando el mostrador vació donde hace unos minutos estaba el muchacho observándola; en su mente zumbaban un millón de ideas.
Se preguntaba ¿Por qué? La primera idea que se le ocurrió es que era fea y por eso no le habló, la segunda idea era que el joven era maleducado sin embargo según su aspecto parecía ser un hombre muy amable y cordial, la tercera idea fue que a lo mejor no la saludó porque nunca había entrado a la panadería al menos a ver los diferentes productos que ofrece… la decima primera idea era que estaba de malhumor.
Bei Bei recobró la cordura y observó que el muchacho volvía de la cocina, asi que se echó a correr a su trabajo. Durante todo el día, Bei Bei siguió jugando con las diferentes ideas e hipótesis que cruzaban por su mente, al final no había conseguido dormir mucho.

Al día siguiente un poco triste, saludó nuevamente a todos y duramente sonreía hacia ellos, cuando pasó frente a la panadería, la observó y por arte de magia, recobró ánimos y dijo “no me puedo dar por vencida”. Bei Bei por primera vez entró a la panadería, observó al muchacho quien estaba ocupado limpiando el desván, Bei Bei dijo “Buenos días” pero el muchacho siguió limpiando. Bei Bei caminó alrededor observando diferentes productos, como bizcochos, tortas, pastelitos y por supuesto pan. Se veían muy apetitosos, pero no compro ninguno ya que ese día no cargaba mucho dinero con ella. Antes de marcharse de la panadería volvió a observar al muchacho y como este no se dio cuenta de su presencia se marchó hacia su trabajo.

Ya era el quinto día desde que descubrió esa tienda y a ese extraño muchacho, Bei Bei cada día tenia más curiosidad sobre él, igualmente se sentía desconcertada con la actitud de él. Ese día de camino a su trabajo, nuevamente saludó a todos con entusiasmo, al llegar a la panadería decidió comprar un bizcocho ya que había traído dinero para ello. Bei Bei se paró frente al mostrador y pidió un bizcocho, el joven la observó y lo buscó por ella, lo envolvió en una cajita que traía la publicidad de la panadería y marcó el precio en la maquina registradora; Bei Bei preguntó el precio, esperando oír su voz, pero el joven se limito a indicar con un dedo el precio que señalaba la maquina registradora. Bei Bei un poco enfurecida pagó y dijo “gracias”, el joven asintió con la cabeza.

Bei Bei se marchó de la panadería pensando en lo sucedido, el muchacho no había abierto la boca en ninguna oportunidad, no dijo absolutamente nada. ¿Era tanto el disgusto que le ocasionaba Bei Bei? ¿Era por eso que no le hablaba? Bei Bei enfurecida se fue a su trabajo.

A la mañana siguiente, camino a su trabajo saludó a todos alegremente, como iba temprano entró a observar algunas tiendas. Al llegar a la panadería, entró y se quedó observando al muchacho seriamente, quien no reaccionaba ante su mirada. Era como si Bei Bei fuera un fantasma; se acercó al mostrador y observó la etiqueta que decía su nombre “Wang Zi”. Bei Bei subió la mirada hacia su cara nuevamente, observó sus labios que nunca había visto moverse ni para silbar y sus ojos que la miraban pero no mostraban ninguna expresión y que al mismo tiempo la intimidaban.

Bei Bei sonrió y dijo “Buenos días, Wang Zi”, el joven dejó de mirarla, dirigió su mirada hacia abajo y entró en la cocina.
Una vez más Bei Bei se quedó desolada ante la reacción de Wang Zi; la acción que había hecho era toda prueba de que la detestaba y Bei Bei no sabia ni si quiera la causa, molesta se fue hacia su trabajo; simultáneamente no observó que tras irse, Wang Zi la buscó con su mirada.

Ya había pasado una semana desde que conoció a Wang Zi. Bei Bei no dejaba de pensar en él y su comportamiento, conjuntamente la desconcertaba, al final llegó a la conclusión de enfrentarse con él.
Esa mañana rápidamente saludó a todos, cuando llegó a la Panadería, nuevamente el muchacho estaba detrás del mostrador viendo hacia la calle, Bei Bei se paró en frente del mostrador y dijo “Buenos días, Wang Zi”; por cosa común Wang Zi, se quedó observándola y no dijo nada.
Bei Bei estaba apunto de explotar, de hecho explotó. Bei Bei le dijo: “¿Por qué no me hablas? ¿Te he causado alguna molestia? ¿No consideras que valgo la pena para que me dirijas tus palabras? ¿O es que no quieres malgastar saliva en una persona como yo? Sabes, Wang Zi eres un maleducado, ¿Ni si quiera los buenos días puedes decir? ¿Qué no te enseñaron las normas de cortesía? Pensé que eras un príncipe pero realmente no, eres peor que un grosero, eres despreciable.” Wang Zi, la observó con ojos desanimados, abrió la boca como si fuera a decir algo pero la volvió a cerrar, intentaba desviar su mirada, pero no podía dejar de observar la mirada penetrante de Bei Bei.
Bei Bei se dispuso a irse, pero Wang Zi la tomó del brazo para detenerla. Bei Bei sorprendida pero enfurecida preguntó gritando “¿Qué? ¿Ahora si piensas decir algo?” Wang Zi se quedó observándola, abrió la boca como si fuera a decir algo pero nuevamente la cerró. Miró al piso y soltó el brazo de Bei Bei. Bei Bei se marchó corriendo.

Ese día como Bei Bei se encontraba de muy mal humor, su jefa no tardó mucho en encontrar que algo le pasaba a la alegre Bei Bei. La jefa le preguntó que sucedía con ella. Bei bei y su jefa habían sido amigas desde jóvenes, asi que no desistió mucho en contarle lo sucedido.
La jefa al escuchar la historia dijo “Ay, Bei Bei”, tras consolarla, la jefa le contó el motivo por el cual Wang Zi nunca había sido capaz de dirigirle la palabra: Wang Zi era mudo; de hecho no era muy diferente a Bei Bei, desde joven Wang Zi era igual de animado que ella y su pasatiempo era saludar a todos con cortesía y una gran sonrisa, era muy querido por sus compañeros y vecinos ya que decían que tenia el don de alegrar a las personas.

Un día, el padre de Wang Zi dejó a cargo a su mamá y a él de la panadería. Wang Zi se encontraba feliz de poder ayudar a su familia con el negocio, mientras la mamá cocinaba unas tartas, Wang Zi atendía el mostrador. En la tarde un grupo de hombres entraron a la tienda, Wang Zi saludó cordialmente con “Buenos días, ¿Qué desean?”, sin embargo estos hombres no eran amigables y no fueron a la tienda exactamente a comprar; uno de ellos leyó su nombre y dijo “Buenos días, Wang Zi” al mismo tiempo lo apuntó con un cuchillo, otros hombres destrozaron el local y tumbaron al piso los panes, otro abrió la caja registradora para robar el dinero. Wang Zi les gritaba que no lo hicieran, uno de los hombres lo tumbó y lo comenzó a patear, Wang Zi gritaba desesperadamente para que se detuvieran, en eso salé su mamá de la cocina. El hombre que pateaba a Wang Zi dejó de patearlo y se acercó a su madre, tomó la cara de su madre y la miró de arriba abajo, Wang Zi intentó protegerla pero el hombre lanzó a Wang Zi hacia los otros hombres que se encontraban ahí, quienes lo agarraron y comenzaron a pegarle y patearlo. Wang Zi nuevamente gritó de dolor, mientras veía como el hombre salvajemente desvestía a su madre. Wang Zi no tuvo el coraje para seguir observando, sólo podía gritar “NO”, “DÉJENLA”, “AYÚDENNOS”, “MAMÁ”.
Esos hombres no sólo destruyeron la panadería, ese hombre no sólo violó a su madre si no que también la mató de un tiro a la cabeza, igualmente golpeó y amordazó a Wang Zi, pero no lo asesinó. Lo dejó tirado en el piso, sin fuerzas después de tantos golpes y patadas que el pobre había recibido. Los hombres se marcharon con el dinero y dejaron a Wang Zi vivo.
Wang Zi, se arrastró hacia su madre gritando y llorando al mismo tiempo, para luego descubrir que estaba muerta. Wang Zi gritó de dolor una y otra vez durante toda la noche, hasta que uno de los vecinos escuchó sus llantos.
Desde ese día Wang Zi, se quedó mudo; los doctores dijeron que el asesinato de su madre, junto con el resto de los eventos ocasionaron que Wang Zi creara un trauma, y por ello es que ahora no podía emitir ni una sola palabra aunque quisiese; ya que al hablar recordaría ese momento de su vida y para no causarse dolor, la mente generó como solución impedirle hablar.

La razón por la cual Bei Bei, nunca se había percatado de la tienda, es que tras ese acontecimiento, la panadería no volvió a abrir hasta ahora; algunos de los vecinos que se encariñaron con Wang Zi compran en ella, sin embargo no consiguen dirigirle alguna palabra; ya que el dolor que vivió Wang Zi era muy grande que no conseguían palabra que lo confortaran.

Bei Bei al terminar de escuchar, comenzó a llorar, se dio cuenta que la única maleducada era ella, inmediatamente pidió permiso a su jefa para ir a disculparse con Wang Zi; la jefa aceptó.
Bei Bei salió corriendo hacia la panadería, aun con los ojos llenos de lagrimas, no podía comprender lo tonta que había sido y paralelamente no encontraba palabras que pudieran hacer que Wang Zi le diera su perdón.
Bei Bei al llegar a la panadería descubrió que estaba cerrada, esperó sentada afuera de la tienda durante todo el día y noche. Amaneció el día siguiente a las afueras de la panadería de Wang Zi, sin embargo pasó la mañana y la panadería seguía cerrada.

La panadería siguió cerrada durante días, Bei Bei de camino a su trabajo, esperaba unos minutos pero siempre día tras día, descubría que estaba cerrada. Bei Bei no hallaba que hacer, se encontraba apenada y avergonzada de si misma, incluso quería caerse a golpes a ella misma por su equivocación, sin embargo no perdió las esperanzas de que algún día podría disculparse con Wang Zi. Asi, Bei Bei esperó día tras día. Pasaron meses, llegó Navidad. Bei Bei en el fondo de su corazón miraba con tristeza a la panadería cerrada, poco a poco perdía las esperanzas.

Pero… un día, cuando se encontraba comprando regalos navideños, pasó por la panadería, observó que estaba abierta. Bei Bei con ansiedad corrió a ella y buscó alrededor a ver si encontraba a Wang Zi, pero no lo veía por ningún lado, su mente pensó que tal vez otra persona compró la panadería y ahora ya no trabaja Wang Zi en ella; pero la idea fue descartada cuando se percató que Wang Zi salía por la puerta de la cocina.

Bei Bei gritó y soltó los regalos, con lágrimas en los ojos, abrazó a Wang Zi; quien permaneció sorprendido y un poco asustado.
Bei Bei después de recobrar el aliento y dejar de balbucear, le pidió perdón por lo que había dicho hace meses, le confesó que no sabia lo que le había pasado a Wang Zi, le dijo que lo sentía mucho, que estaba apenada y que no le sorprendería si de verdad comenzara a odiarla desde ahora.
Para sorpresa de Bei Bei; Wang Zi con ojos tristes, sonrió y acarició la cabeza de Bei Bei, para luego abrazarla.

Desde ese día Bei Bei, entraba todos los días a la panadería con un papel en mano, Wang Zi con una sonrisa escribía en el papel sus respuestas y era asi como todos los días Bei Bei podía comunicarse con Wang Zi.
Bei Bei descubrió en Wang Zi, millones de cosas que no sabía y con el pasar de los días Bei Bei se enamoraba cada vez más y más de Wang Zi; todos los días al ir a trabajar saludaba a todos y se paraba a escribir algunas palabras junto con Wang Zi. En noche buena, decidió pasar el día con Wang Zi en la panadería, lo ayudó con el negoció, a pesar de que Bei Bei no sabia como cocinar, pero Wang Zi con alegría se encargó de cocinar, mientras que Bei Bei se ocupaba de la caja registradora. Al final de noche buena, Wang Zi sorprendió a Bei Bei con un pastel navideño, Bei Bei sonrió y le entregó una bufanda que había hecho ella especialmente para él. Comieron juntos el pastel, a la medianoche Bei Bei recibió el primer beso de Wang Zi.

Asi pasaron los siguientes días y meses... Bei Bei comenzó a trabajar junto a Wang Zi, una pareja que cada día vivían felizmente, el hecho de que Wang Zi no podía hablarle ya no le importaba a Bei Bei, pues ella estaba locamente enamorada de Wang Zi, y él de ella. Todos los días sonreían felizmente, compartían anécdotas de sus vidas, cocinaban juntos, trabajaban juntos y saludaban alegremente con la mano a las personas que pasaban por la tienda. Los vecinos bromeaban diciendo que eran la pareja de mimos más amorosa que nunca antes habían visto, además siempre iban ya que sus sonrisas les transmitían felicidad. Todo parecía perfecto, Bei Bei recibía el amor que siempre había querido y Wang Zi la comprensión que siempre había deseado.
Pasaron años… Bei Bei y Wang Zi seguían juntos; incluso la panadería había abierto pedidos a domicilios, Bei Bei era la que se encargaba de entregarlos.

Un día, Bei Bei se preparaba para entregar 200 bizcochos a una residencia donde se iba a dar a cabo una gran fiesta, Bei Bei preparó la mercancía en la moto en la cual repartía los diferentes pedidos; antes de marcharse Bei Bei volteó a decirle “Te quiero” a Wang Zi, al hacerlo observó a Wang Zi quien en cámara lenta corría del mostrador con lagrimas en los ojos hacia ella. Este día por primera vez escuchó la voz de Wang Zi que exclamaba su nombre “BEI BEI”; sin embargo era muy tarde, un carro atropelló a Bei Bei, empujándola de su moto, ella cayó al piso y quedó inconsciente.

Despertó en el hospital, cuando abrió los ojos en la noche, observó a Wang Zi sentado al lado de su cama, reposando su cabeza en la cama y sosteniendo su mano derecha con ambas manos. Bei Bei, sonrió y volvió a dormir.
A la mañana siguiente cuando despertó, encontró a Wang Zi despierto, quien le sonrió y aparentemente le hablaba, sus labios se movían sin detenerse, observó que Wang Zi hablaba con el doctor; sin embargó extrañamente Bei Bei no podía escuchar las palabras que emitían ambas personas.
El doctor y Wang Zi le hablaban, pero Bei Bei no podía escucharlos; Wang Zi la miró preocupadamente; luego el doctor escribió en un papel “¿Puedes escucharnos?”, Bei Bei respondió “No”

El doctor llamó en privado a Wang Zi. Bei Bei observaba alrededor, empujó un matero al piso, pero no escucho el sonido que hacía cuando se rompía. Wang Zi regresó con lagrimas en los ojos, Bei Bei leía sus labios que gritaban su nombre; el doctor intento calmarlo. Después de unas horas, el doctor le escribió a Bei Bei, que era incapaz de volver escuchar, el accidente había ocasionado que sus tímpanos se rompieran, había perdido mucha sangre, aparte de que había tenido un derrame cerebral.

Bei Bei sonrió con lágrimas en los ojos; el doctor dejó a solas a Wang Zi y a Bei Bei. Bei Bei preguntó “Recuperaste la voz ¿Verdad?” a lo cual Wang Zi, en un papel escribió “Si, pero ¿Con que fin?” Bei Bei sonrió y dijo “No te preocupes, nunca olvidare esas dos palabras que alcance a escuchar “Bei Bei”… nunca pensé que tu voz fuera tan bonita”, Bei Bei lloró y Wang Zi la abrazó.
¿Quién diría que el destino podría cambiar sus vidas de tal forma? ¿Quien diría que Wang Zi lograría superar su trauma y hablar nuevamente? ¿Quién diría que Bei Bei que tanto anhelaba escuchar su voz, no podría escucharlo nuevamente?

“A veces el destino nos conduce por diferentes caminos….
A veces el destino puede cambiar con simplemente mover una pieza…
A veces el destino es ilógico, reversible e incomprensible…
A veces resulta ser el todo de nuestras vidas”

-Vwei19
~~~~~~ [Verok-chan]~~~